3 de julio de 2012

Un 3 de julio más

Apasionado por la expresión de sus ideas vive cada uno de sus días. A lo largo de su vida supo ganar, perder pero nunca claudicar.
La persecución militar hizo enterrar y quemar hasta sus libros, pero fiel a su doctrina siguió por el camino prohibido, cuando el pensar era penado y el compartir criminal.
Roberto Julio es su nombre, muchas veces imposibilitado de decirlo. Desposeído de lo material vivió contenido en su ser, sin deschavar su identidad, ni tampoco la de sus amigos.
Vivió muchas veces discriminado y hasta olvidado por la propia familia pero se las rebuscó para no trasladar sus malas experiencias.
Aprendió el oficio que le presentó la vida y se ocupó de darle forma con las herramientas que tenía a su alcance.
El ajedrez era su juego y el mío, lo intercalábamos con la calesita de Lomas y distintas ferias sociales y culturales. Heredé su profesión o al menos la práctica.
Él forjó mis ideales y le estaré agradecido eternamente, quiero que lo sepa y no se olvide porque la semilla que plantó sigue dando sus frutos.
Hoy es su cumpleaños y lo festejamos pero también es un día más en su eterna vida. Lo quiero, lo banco y lo admiro; por compañero pero por sobre todo por amigo.
No es un día más, es un día más en su vida congruentemente con la mía. Por esto festejo, porque puedo mirarte a la cara, abrazarte y decirte lo mucho que te quiero, viejo.

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