6 de febrero de 2012

Es ella


Son los veinte minutos diarios más agradables que paso con ella. Tiene la transparencia de un recién llegado, es pura inocencia y está forjando sus primeras herramientas que la ayudarán a competir y combatir en el campo de la ideología. Estoy orgulloso por ello.
Desde el jardín a nuestro hogar sólo nos separan unas cuadras, pero también nos une la vida entera. Libre hasta cada esquina, ella sabe que sólo la cruza tendiéndome la mano.
Sube las escaleras y baja rampas, me sorprende con un abrazo; repite la operación tantas veces como las risas sobre su rostro, es la expresión más audaz en todo el camino.
Cuenta los pasos desde la peluquería hasta la juguetería, donde se detiene a preguntar si la jota es la misma letra con la que comienza su nombre.
Vamos cantando viejas y nuevas canciones según el reportorio del día, mientras me cuenta los sucesos más relevantes en la sala.
No es percepción adulante pero las personas pasan y siento que envidian su alegría y mi dicha. Son los veinte minutos diarios más felices de mi vida.
Sospecho, y casi sin dudar, que la única cosa sin misterio es la felicidad, porque se justifica por sí sola.

Te amo hija, te amo Julia...

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Los comentarios van a estar moderados por inciativa del administrador.